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Tuesday, May 30, 2006

Disminuye y envejece la comunidad china en Cuba

Posted on Tue, May. 30, 2006

Disminuye y envejece la comunidad china en Cuba
VANESSA ARRINGTON
Associated Press

LA HABANA - Primero llegaron en los barcos españoles para trabajar en
las plantaciones azucareras de Cuba. Más tarde vinieron huyendo del
comunismo, para abrir restaurantes y verdulerías. Pero el tiempo y la
emigración ha reducido la otrora vibrante comunidad china en Cuba a un
puñado de ancianos, que vive sus tradiciones después de haber adoptado
las de su patria adoptiva.

Los viejos inmigrantes chinos todavía caminan por las calles del "Barrio
Chino" de La Habana, donde juegan mahjong y almuerzan juntos, practican
tai chi y leen revistas chinas en asociaciones con nombres como Min Chih
Tang y Lung Kong.

Apenas quedan 143 nativos chinos registrados en la capital cubana, 113
de ellos varones, según Cristina Nip, descendiente de chinos que dirige
el programa de trabajos sociales en el Barrio Chino. Después de vivir
décadas en la isla, dicen que se sienten tan cubanos como chinos.

"Las dos partes, igual", dijo Julio Li, de 70 años, cuyo nombre mismo
refleja la síntesis. "Hablo español y hablo chino. Tomo ron cubano y té
chino".

Li, ya retirado, leía una edición de Newsweek en chino mientras fumaba
un cigarro, descansando en un salón de la asociación Min Chih Tang. Se
proponía jugar mahjong más tarde, en preparación para una competencia de
un festival en celebración de la comunidad china en Cuba.

Li llegó a Cuba con sus padres cuando tenía 14 años. Su padre vendía
verduras en un mercado de La Habana, como lo hizo también el hijo.

Los inmigrantes chinos formaron una vibrante comunidad de comerciantes y
agricultores en Cuba, donde vinieron para huir del comunismo y de las
penurias económicas chinas a fines de la década del 40 y del 50.
Tuvieron que enfrentar la ironía de que su refugio se tornó comunista
bajo Fidel Castro.

Muchos comerciantes prósperos decidieron irse de la isla y pasaron a
ingresar otras numerosas comunidades de inmigrantes chinos en Estados
Unidos y Latinoamérica tras la revolución de Castro en 1959. Los que
quedaron tuvieron que ceder sus comercios y negocios al gobierno y
recibieron empleos estatales.

"Ha cambiado mucho aquí; yo me conformo", dijo Li, quien afirmó que se
había quedado en Cuba porque no tenía ni los medios ni el deseo de irse.
"No me meto en política. Ni política cubana ni política china, ninguna".

Pese a ser septuagenario, Li está entre los más jóvenes de la comunidad
china en Cuba, cuya mayoría pasa de los 80 años. Tres centenarios
fallecieron el año pasado, dijo Nip, quien hace visitas al Barrio Chino
y a otros sectores de La Habana para llevar la cuenta de los que quedan.

Varios chinos ancianos también viven en otras ciudades de la isla,
aunque la mayor concentración se encuentra en la capital, indicó.

La presencia china en Cuba data de 1847, cuando un grupo de 200
inmigrantes de la provincia de Cantón arribó en un barco español para
trabajar en los ingenios azucareros.

Decenas de miles de chinos llegaron desde mediados hasta finales del
siglo XIX como trabajadores contratados, y muchos de ellos laboraron
durante años en una virtual esclavitud por unos pocos pesos mensuales.

Cuando la esclavitud fue abolida a fines de ese siglo, los chinos
empezaron a formar una clase en ascenso de propietarios de restaurantes,
lavanderías y puestos de verduras. Muchos de ellos trajeron a toda su
familia desde China, principalmente de Cantón.

Muchos de los que llegaron con la más reciente ola inmigratoria hace más
de 50 años nunca regresaron a China de visita, y otros lo hicieron
apenas una o dos veces. En el 2003, los gobiernos de Cuba y China
organizaron un viaje de visita de cinco nativos chinos, y hay planes
para repetir el proyecto para una docena de ancianos, dijo Nip.

Los que quedan en Cuba todavía prestan alguna atención a los
acontecimientos políticos y económicos en China, pero parecen más
interesados en las noticias personales que reciben en las cartas de sus
familiares.

"Siempre estoy pensando en mi familia allí", dijo Ofelia Lau Si, de 85
años, que emigró a Cuba con su esposo en 1949 y es apenas una de 30
mujeres chinas nativas en la isla. "Una vez visité a mi familia y yo,
muy contenta".

Pero ahora también tiene una familia numerosa aquí, con parientes
políticos cubanos y nietos que apenas hablan chino.

"Ya están un poco lejos de las tradiciones", admitió.

Angel Chiong, de 81 años, administrador de Kwong Wah Po, un diario chino
que aparece dos veces por mes en La Habana, dijo que ha regresado a
China varias veces y que todavía siente estrechos vínculos con la patria.

"Nací allí y eso no puede quitarse", afirmó. "Pero cuando tienes tantos
años, vivir aquí o allí, ¿cuál es la diferencia?"

http://www.miami.com/mld/elnuevo/news/world/americas/14698985.htm

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