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Monday, March 27, 2017

Un mes sin Machado Ventura

Un mes sin Machado Ventura
REINALDO ESCOBAR, La Habana | Marzo 27, 2017

Hace justo un mes que su rostro desapareció de la foto de familia del
Gobierno cubano. La última vez que fue visto, el vicepresidente José
Ramón Machado Ventura repartía órdenes en una extensa zona agrícola de
Pinar del Río. Cuatro semanas después, ningún medio oficial ha ofrecido
explicaciones sobre la ausencia del segundo hombre más poderoso de la Isla.

Con 86 años, este villaclareño nacido en San Antonio de las Vueltas ha
estado tras las espaldas de Raúl Castro por más de un lustro, desde su
cargo de segundo secretario del Partido Comunista, que la Constitución
de la República consagra como "fuerza dirigente superior de la sociedad
y del Estado".

El hombre que nunca se ausentaba por más de 48 horas de las pantallas y
las páginas de los diarios lleva sin aparecer desde el pasado 27 de
febrero. Una ausencia que alimenta los rumores en una población
acostumbrada a darle más importancia a la falta de noticias que a la
noticia misma. Pero sobre todo, es una desaparición que llega en un mal
momento para la Plaza de la Revolución.

Falta menos de un año para que Raúl Castro abandone el cargo como
presidente y cada día aumenta la incógnita de quién lo relevará en su
puesto. La salida del juego de Machado Ventura obligaría a precipitar el
nombramiento de un segundo secretario del PCC y a ponerle rostro a uno
de los misterios más celosamente guardados de los últimos años.

Las próximas semanas pudieran ser de trascendental importancia para
despejar esta interrogante. Si el primer vicepresidente, Miguel
Díaz-Canel, asume el segundo puesto del Partido se prolongará la
tradición de concentrar en una sola persona los máximos puestos del
país. De elegirse entre otros nombres, como Bruno Rodríguez, Lázaro
Expósito o Salvador Valdés Mesa, se podría abrir una ruta bicéfala,
inédita en los regímenes comunistas.

Durante décadas, Fidel Castro concentró todos los poderes y ubicó en la
retaguardia de sus incontables cargos a su hermano. En 2006, ya con
graves problemas de salud, el Máximo Líder debió alejarse de la vida
pública y Raúl Castro heredó ese conglomerado de facultades que le
otorgaban estar a la cabeza del Partido y del Estado.

Sin embargo, durante la era raulista se bifurcaron los "segundos
cargos". El primer vicepresidente no era ya la misma persona que el
segundo secretario del PCC, entre otras razones para que nadie pudiera
sustituir totalmente al General. Una medida de protección, pero también
una evidencia de la poca confianza de la generación histórica en su relevo.

En esa nueva estructura, Machado Ventura quedó de segundo hombre en el
Partido. Machadito, como le dicen sus amigos, ha cultivado una imagen
pública de ayatolá y velador de la pureza ideológica. Una ortodoxia que
en el caso cubano no se apega a los dogmas del marxismo-leninismo sino a
la doctrina voluntarista del fidelismo.

Los analistas achacan la presencia en la cúpula de este férreo
cancerbero a un deseo expreso de Fidel Castro, que lo colocó detrás de
su hermano para evitar que se separara del camino trazado. Así fue como
el hombre que una vez se graduó de medicina se convirtió, según la
terminología soviética de los tiempos de la perestroika, en el mecanismo
de freno de las reformas que pudiera impulsar Raúl Castro.

Su reputación de inmovilista se la ganó Machado Ventura a golpe de
prohibiciones y castigos. Fue el encargado de dirigir las asambleas
provinciales previas a los dos últimos congresos del PCC, unos
conciliábulos donde se cocinaron los acuerdos principales, se eligieron
los delegados y se ataron los puntos nodales de unos lineamientos que
son hoy los "sagrados mandamientos" del raulismo.

Sin embargo, ese protagonismo parece haber llegado a su fin. El hombre
que ordenó destituciones de cuadros de alto nivel y prohibió hace dos
décadas la instalación de árboles de Navidad en establecimientos
públicos ha salido de escena. Se echan de menos sus arengas llamando a
la eficiencia y sus visitas a centros productivos donde abogaba por
mayor disciplina y sacrificio.

Aunque es posible que Machadito -el guardián de la ortodoxia- reaparezca
en cualquier momento como el ave fénix, saltando entre los surcos
mientras explica a los campesinos cómo sembrar boniatos o a los
ingenieros de alguna industria cómo aprovechar mejor los recursos. Los
seguidores de la línea dura recibirán, con alivio, ese regreso.

Source: Un mes sin Machado Ventura -
http://www.14ymedio.com/nacional/machadito-gobierno_cubano-vicepresidente-Jose_Ramon_Machado_Ventura_0_2188581126.html

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