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Thursday, November 14, 2013

No hay que pedir limosnas, sino respeto

No hay que pedir limosnas, sino respeto
Jueves, Noviembre 14, 2013 | Por David Canela Piña

LA HABANA, Cuba, noviembre, www.cubanet.org -A raíz de la publicación de
mi artículo "Prácticas espirituales en Video Club Juvenil" (en el diario
digital Cubanet, el 31 de octubre pasado) la Empresa Provincial de Cine
decidió suspender, por un tiempo no especificado, las actividades que
venían realizando los grupos de hatha yoga, siddha yoga, espiritismo
científico y reiki, en esa sala de video del barrio capitalino de Nuevo
Vedado.

Es probable que haya sido una represalia indirecta. Al afectar a mi
grupo de siddha yoga, ellos me culparon por la nueva medida, y como
resultado, me expulsaron. En verdad, estaban molestos. Animados por el
disgusto, reprodujeron esas etiquetas que suele usar el gobierno para
descalificar a los demócratas. Comprendo que esa es la respuesta
automática que les han sembrado en la consciencia desde que son niños; y
además, es natural que sean hostiles cuando sienten que les pueden
quitar lo poco que han logrado. Irritados, me preguntaron por qué yo
había publicado eso.

Historia de una crónica

Soy periodista independiente desde hace más de un año y medio.
Inicialmente, quería hacer un reportaje sobre una celebración religiosa
de origen hindú. Fui por primera vez al Video Club Juvenil de Panorama,
el 6 de abril, con la idea de ser testigo de las prácticas de un grupo
de hare krishnas. Entonces, conocí el siddha yoga, me gustó su ritual, y
me quedé.

Mi crónica tenía dos objetivos: por un lado, mostrar que los Video Club
Juveniles, después de la denominada oficialmente Batalla de Ideas, han
sido reciclados como sedes provisionales de grupos artísticos,
religiosos y comunitarios. Lo mismo ha ocurrido con muchos cines de La
Habana, que ya no cumplen su función original. Por otro lado, quería
destacar que esos nuevos grupos de la sociedad civil, andan errantes por
la ciudad, y que en el mejor de los casos, tienen una casa particular, o
un refugio precario donde realizar sus actividades.

Eso da pena; pero al mismo tiempo, es admirable ver que esos pinos
nuevos de la sociedad civil estén erguidos y bien enraizados. Ellos
merecen crecer en libertad; pero primero, la libertad debe crecer dentro
de ellos.

Reciclajes defectuosos y sociedad civil

Durante más de medio siglo, se han reciclado los despojos y los símbolos
de la antigua República. La mayoría de las viejas construcciones fue
adaptada para servir a otros fines, de acuerdo con los intereses del
gobierno. Mientras, la sociedad civil fue empequeñecida y despojada, y
sólo recientemente ha podido ser dueña de sus propias casas.

La pregunta es: ¿por qué todos los cubanos no tienen un espacio propio?
¿Por qué deben andar errantes, prestados, o ser fugitivos de la fortuna?

El gobierno revolucionario, que se mantiene aún en el poder, ha generado
siempre odios y divisiones. Alimentó el odio contra esos fantasmas que
llamó el imperialismo, el capitalismo, la burguesía, la derecha, y ha
sido un enemigo histórico de lo diferente, en toda la gama del espectro
ideológico: en lo político, intelectual, sexual, religioso, y aunque
veladamente, también racial. A todo lo que se le opuso, lo estigmatizó
con el nombre de "contrarrevolucionario", y así, ha fracturado a la
sociedad cubana, creando divisiones, incluso dentro de nuestras propias
familias.

Yo les pregunto a los practicantes de siddha yoga, ¿no sería mejor
aspirar a una autonomía, basada en el derecho, en vez de anhelar un
"permiso"? ¿No les parece contradictorio buscar el reconocimiento de un
Estado, y rechazar a quienes no comparten la visión política del
gobierno? ¿Buscar la aceptación del poderoso, y renegar de los que
buscan la verdad? Quieren ser tolerados, en virtud de un derecho
natural, que incluya las diferencias de credo, pero se muestran
intolerantes con lo diferente. ¿La tolerancia religiosa no implica
también una tolerancia política, y viceversa?

¿Son o no son ustedes partidarios del amor, o cuando menos, de la
justicia, que radica en la igualdad, y en consecuencia debe darles a
todos por igual la oportunidad de encontrar su camino a la felicidad, ya
sea a través de una religión, o de cualquier otra vía? ¿Abogan ustedes
por la inclusión, o por la exclusión?¿Realmente los mueve el amor, o son
movidos por el miedo y los prejuicios?


Un espacio para todos, un espacio para cada cual

Durante el período republicano –y aun desde antes– la sociedad civil
cubana tenía el derecho y los recursos para crear sus propios espacios
de identidad. Hasta después de muertos, los cubanos tenían un espacio de
reconocimiento para su cultura. Así, se creó el cementerio judío, el
cementerio japonés, el cementerio bautista. ¿Que eran marginados? Tal
vez, pero en el Cementerio de Colón fueron ganando progresivamente su
lugar y sus derechos, los no católicos y los no blancos.

Y de los vivos, ¡qué decir! Tenían sus sinagogas, sus iglesias
protestantes, su Gran Templo Masónico, sus logias comunitarias, y hasta
una iglesia ortodoxa griega, cerca del Cementerio de Colón. Las escuelas
y doctrinas orientales (a excepción de la Self-Realization Fellowship de
ParamahansaYogananda), y el Islam, que tardaron en llegar a los países
de América, y en Cuba no pudieron formar comunidades activas antes de
1959–y madurar lo suficiente durante la etapa republicana–, tuvieron que
quedarse afuera, al cerrarse la muralla política e ideológica.

A cuenta gotas ha ido adquiriendo vida la sociedad civil, al menos en el
ámbito religioso. Los sacerdotes y practicantes de la santería, y de
otras religiones de origen africano, son reconocidos a nivel
comunitario, y ya tienen una Asociación Yoruba de Cuba, que por
supuesto, es controlada por el gobierno. Los ortodoxos griegos y rusos
ya disponen de sus iglesias, y los musulmanes, aunque no tienen
mezquita, realizan también sus prácticas espirituales.

Bien. ¿Y el resto? ¿No tienen derecho a un espacio propio? No se trata
sólo de un espacio físico (por ejemplo, un áshram), sino también de
contar con un espacio legal en las leyes cubanas, y por ende, de
autonomía, y derecho a la divulgación. No hay que pedir limosnas, sino
respeto, y un lugar en este mundo nuestro.

Jiddu Krishnamurti dijo: "la verdad es una tierra sin senderos"; es
decir, es una tierra con tantos senderos como personas viven en el
mundo. Sí, es cierto que hay avenidas, llamadas religiones; pero cada
uno se hace su propio sendero. Se puede aislar a un hombre, pero no se
puede bloquear el espíritu, ni se puede reprimir la verdad eternamente.

Por eso, deseo que los practicantes de los nuevos caminos espirituales
que hoy existen en Cuba, mantengan la fe y la constancia necesarias para
persistir en su camino, y además, que a través del conocimiento
espiritual, adquieran esa confianza y esa dignidad que les permita saber
que pronto ganarán esos espacios que hoy no tienen.

Source: "No hay que pedir limosnas, sino respeto | Cubanet" -
http://www.cubanet.org/articulos/no-hay-que-pedir-limosnas-sino-respeto/

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