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Sunday, November 10, 2013

Diplomacia ridícula

Diplomacia ridícula
Joan Antoni Guerrero Vall
noviembre 07, 2013

Resulta casi contradictorio que se pueda relacionar algo como es la
diplomacia (que tiene que ver con las buenas formas y el comportamiento
ecuánime) con las prácticas que uno observa en los funcionarios cubanos
de los consulados, delegaciones y embajadas del gobierno castrista por
el mundo. Hace unos días tuve la oportunidad de plantarme de nuevo
delante de una de estas delegaciones del gobierno de Castro, en este
caso fue en la céntrica Lexington Avenue de Nueva York, donde se ubica
la Misión Permanente de Cuba ante las Naciones Unidas.

Hacía tiempo que no participaba en una protesta de estas
características, ya que las últimas en las que estuve fueron hace ya
algún tiempo en Barcelona, Madrid y Santiago de Compostela. En estos
tres sitios, y ahora también en Nueva York, pude comprobar que los
funcionarios castristas no están a la altura de lo que se espera de
alguien que trabaja en una representación diplomática. Pero, eso sí,
cumplen perfectamente el papel que se espera de los peones de un régimen
totalitario fuera de sus fronteras: el intento de extender sus
despreciables reglas a los que están fuera de su territorio.

En Nueva York me uní a la protesta que se había convocado a través de
las redes sociales para pedir la liberación de la opositora Sonia Garro,
cuyo juicio tenía que celebrarse ese mismo día y hora en La Habana.
Llegué un poco antes y me planté pronto en la acera de enfrente. No sé
si porque están pintando las oficinas o porque están haciendo obras,
todas las ventanas que dan al balcón aparecieron recubiertas con un
papel negro por lo que no se podía contemplar lo que sucedía en el
interior, aunque sí se adivinaban algunas sombras. Mientras esperaba la
llegada de más manifestantes me ocupé de revisar correos en mi móvil,
lanzar algunos tuits, hasta que un flash fotográfico potente desde el
balcón de la Misión Cubana llamó mi atención.

Imagino que este "registro" fotográfico habitual que hacen los
castristas en sus oficinas fuera de Cuba es lo que mantiene a muchos
cubanos alejados de las protestas que se convocan. De alguna manera
habría que ver si resulta posible denunciar estos comportamientos porque
parecen violar el derecho de cualquier persona a manifestar su opinión
en la vía pública sin ser molestado y a unirse a otras personas que
comparten la misma opinión sobre un tema en cuestión. A medida que iban
llegando más manifestantes a las puertas de la Misión, se registró más
movimiento detrás del papel negro en el balcón.

Resulta un tanto patético pensar que funcionarios de una sede
diplomática puedan realizar este tipo de labores en el exterior. De
todos modos, ese fervor fotográfico castrista en Nueva York no superó el
que vi en febrero de 2009 en Barcelona cuando el cónsul de entonces en
la capital catalana salió al balcón con su abrigo y empezó a lanzar
fotos a un grupo de manifestantes que se habían congregado en las
puertas del consulado en Passeig de Gràcia. La foto que ilustra este
artículo habla por sí sola sobre el ridículo que puede llegar a ser en
ocasiones el totalitarismo, intentando exportar ese miedo político hacia
los demás incluso cuando están en tierras ajenas.

Source: "Diplomacia ridícula" -
http://www.martinoticias.com/content/opiniones-joan-antoni-diplomacia-ridicula/29073.html

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