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Monday, October 07, 2013

Qué hacen los comunistas cubanos?

¿Qué hacen los comunistas cubanos?

La respuesta a la pregunta que es el título de este comentario es simple
y rápida: nada. Definido como la vanguardia revolucionaria en la
sociedad cubana, el Partido Comunista de Cuba (PCC) nunca ha desempeñado
este papel.
Por décadas, fue Fidel Castro el principal obstáculo al funcionamiento
normal del PCC. Cuando no le quedó otra opción que pasar el mando a su
hermano, surgió la posibilidad de que Raúl quisiera cambiar esta
situación, pero de forma paulatina y sin que estos cambios pusieran en
peligro la estructura de poder. Ni siquiera ha ocurrido eso. Más allá de
los tan estudiados —por un rato— "Lineamientos", los cambios en la
composición del Comité Central y el Buró Político, de los que se habló y
volvió a hablar —también por un rato— y de la repetida declaración de
reforzar el papel del Partido, de nuevo tanto los eventos (Congreso y
Conferencia) como la restructuración —o renovación de mandatos, para
usar el lenguaje de ellos— y la adopción de medidas solo han tenido un
valor nominal. Es decir: "Que tiene nombre de algo y le falta la
realidad de ello en todo o en parte", según la Real Academia de la
Lengua. No es que no se hayan realizado cambios, es que para los cambios
efectuados no ha hecho falta el Partido, solo la voluntad de Raúl Castro.
"Corresponde al Partido ejercer una mayor influencia y elevar su papel
de dirección", publicó el diario Granma el viernes 28 de abril del 2006,
al anunciar el restablecimiento del Secretariado del Comité Central, un
organismo que desapareció por resolución del IV Congreso del PCC en
octubre de 1991.

Sin embargo, la función ejercida por el Secretariado del Comité Central
del PCC ―si es que ha sido alguna― ha tenido muy poca relevancia en la
vida cotidiana de los ciudadanos de la isla. En el caso cubano —y al
igual que ocurre con el resto de las dependencias de poder, desde el
Consejo de Estado hasta el propio Buró Político del PCC— la creación y
el objetivo de este tipo de estructuras hay que considerarla con una
alta dosis de escepticismo.
Por ejemplo, la constitución del actual PCC, en 1965, no marcó el inicio
de una etapa de institucionalización partidista y acatamiento del modelo
soviético, entonces vigente. Más bien todo lo contrario. Hasta el
fracaso de la Zafra de los Diez Millones, en 1970, el país vivió una
época de franca divergencia con aspectos fundamentales de la línea
económica y política trazada por la URSS, guiado por decisiones
personales de Fidel Castro, que en más de una ocasión fueron catalogadas
de "aventurerismo" por Moscú. No fue hasta 1975 que el PCC pudo celebrar
su primer congreso, establecer un programa y delinear sus estatutos. Los
congresos, plenos y reuniones posteriores no modificaron esta forma de
actuar, característica del estilo de mando del gobernante cubano, quien
funcionaba como el máximo líder de una poderosa organización, cuyas
funciones y planes de trabajo se encargaba de obstaculizar en todo momento.

Una de las prioridades de Raúl ha sido la creación de instrumentos y
estructuras que permitan la permanencia del régimen más allá de la
desaparición física de sus creadores. Lo que se traduce en sustituir
toda la cadena de mando unipersonal fidelista por una jerarquía de
allegados, y una distribución no de simples sinecuras, sino de
privilegios y entidades económicas que permitan a los que están al
frente una permanencia indefinida y hereditaria, aunque manteniendo el
poder absoluto. Mientras Fidel Castro repartía cargos, su hermano
también reparte negocios.
Fue Raúl quien dijo a fines de 2010 que "el VI Congreso del Partido debe
ser, por ley de la vida... el último de la mayoría de los que integramos
la generación histórica", refiriéndose a quienes derrocaron al dictador
Fulgencio Batista en 1959.
"El tiempo que nos queda es corto, la tarea gigantesca... pienso que
estamos en la obligación de aprovechar el peso de la autoridad moral que
poseemos ante el pueblo para dejar el rumbo trazado", agregó.
Lo que Raúl expresó fue su intención de pasar de la "legitimidad de
origen" del régimen castrista a una "legitimidad de ejercicio", aunque
de una forma tan lenta que desaliente cualquier esperanza de un cambio
notable a corto plazo. Pero en esa transformación la razón fundamental
para sustentar esa supuesta legitimidad no será ya el historial
revolucionario, sino un aval otorgado por el Presidente u otro miembro
de la cúpula, así como el derecho "hereditario". Ya, por ley biológica,
no se hablará más de los "grados ganados en la Sierra" —una frase que
desde hace años no se escucha en el país sino de la fortuna o las
relaciones adquiridas o heredadas. Aquí, por supuesto, la jerarquía
partidista cuenta poco y se entra más en el terreno de la pertenencia a
la "familia" —otorgándole a la palabra un significado gansteril— que en
el marco de la trayectoria del apparátchik.

por Alejandro Armengol

Source: "¿Qué hacen los comunistas cubanos?" -
http://armengol.blogspot.com.es/2013/10/que-hacen-los-comunistas-cubanos.html

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