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Thursday, October 10, 2013

Llamado del CIR y Observatorio Ciudadano

Llamado del CIR y Observatorio Ciudadano
El llamado está dirigido a personalidades, organizaciones e
instituciones nacionales o globales que trabajan a favor de los derechos
de los afrodescendientes.
TAMAÑO DEL TEXTO
octubre 09, 2013

Los miembros del Comité Ciudadanos por la Integración Racial (CIR) y del
Observatorio Ciudadano contra la Discriminación, hacen un llamado
urgente a gobiernos, instituciones y personas comprometidos con la
libertad y la democracia, para que interpongan todos sus esfuerzos e
influencias ante las autoridades de cubanas a fin de que cese la
injusticia, humillación y violencia contra activistas afrodescendientes
en el país,

Ambas organizaciones expresan en la nota divulgada en la página digital
Cubanet
que dirigen el llamado especialmente hacia personalidades,
organizaciones, instituciones nacionales y globales que trabajan a favor
de los derechos y participación de los afrodescendientes en todo el mundo.

Dirigimos este llamado e impulsamos esta campaña frente a la comunidad
mundial porque esta es una lucha de todas las personas decentes y con
sensibilidad democrática, que buscan el imperio de la razón y el diálogo
como sustitutos de la brutalidad. Pero la dirigimos especialmente hacia
personalidades, organizaciones, instituciones nacionales y globales que
trabajan a favor de los derechos y participación de los
afrodescendientes en todo el mundo.

En Cuba se violan los derechos fundamentales de todos los cubanos. Todos
sufrimos esa humillación y esa violencia que brotan de un Estado
estructurado sobre el odio y el desprecio al diferente. La paliza
antológica que sufrió la actriz y activista Ana Luisa Rubio es otro
ejemplo de los crímenes de odio montados sobre el relato de la
revolución. Pero hay un relato anterior heredado que justifica y hace
más perversa la represión frente a las resistencias cívicas y culturales
de los afrodescendientes cubanos. El Estado odia la diferencia, pero
odia más al diferente negro, al que dice haber emancipado. Un diferente
negro que atesta las prisiones bajo las figuras racistas de la
peligrosidad, del desorden público y del escándalo.

Hay unos símbolos cívicos, no los únicos, de ese odio al diferente
negro. Se llaman hoy Sonia Garro Alfonso y Ramón Alejandro Muñoz,
condenados ya, antes de cualquier juicio legal, por el prejuicio de un
Estado abusador y racista que pretende encerrarlos a largas penas de
prisión por la criminalización de la resistencia cívica y cultural que
va creciendo en las zonas marginadas de la revolución. Hay otros nombres
y otros símbolos: Damarys Moya Portieles, Iván Fernández Depestre e Iván
Hernández Carrillo quienes sufren constantemente, en prisión o en las
calles, la vejación, la humillación y la violencia de un régimen incapaz
de metabolizar racionalmente un nuevo dato social: la afrodescendencia
cubana se incorpora, organiza y protagoniza sus propias resistencias.

Para nosotros se trata ahora mismo de un combate urgente y estructural
por la defensa del diferente negro dentro del combate, que
simultáneamente asumimos, por la defensa del cubano diferente. La lucha
frente a la represión humillante del diferente negro es para nosotros el
límite crucial en la lucha frente a la represión humillante de todos los
cubanos. Cuando asumimos el valor de los marginados como personas con
derechos, estamos asumiendo el valor de todos los que en Cuba sufren la
represión y la humillación de un Estado incapaz de entender, a la altura
del siglo XXI, que las personas diferentes importan.

Emprendemos esta campaña por la dignidad de todos los cubanos ―sin
importar el color― y de la afrodescendencia ―importando su diferencia―
centrados en el valor de estos cinco afrodescendientes como símbolos
cívicos del sufrimiento, que exponen su cuerpo cicatrizado en una larga
historia de humillación del poder hegemónico.

Esta campaña contra la represión también racializada es fundamental. Con
ella queremos denunciar además la hipocresía y discriminación del relato
y sistema judiciales en Cuba. Las acusaciones contra Sonia Garro y Ramón
Alejandro Muñoz no son solo insólitas en la tradición pacífica de la
sociedad civil cubana, sino que reflejan el doble estándar jurídico y el
doble estándar moral a la hora de juzgar el lenguaje social. Mientras
patear y lanzar piedras y otros objetos contundentes por parte de turbas
parapoliciales no califican como intentos de asesinato a pacíficos
activistas pro democráticos, sí se pretende juzgar por este supuesto
delito a quienes han recibido durante años los más duros ataques del
régimen en una procesión indetenible de tratos crueles, inhumanos y
degradantes. Los victimarios travestidos en víctimas.

Mientras la alteración del orden y el lenguaje soez, repleto de
procacidad y obscenidades, se practican contra Damarys Moya Portieles,
Iván Hernández Carrillo y las Damas de Blanco por autoridades policiales
y turbas de naturaleza fascista con total impunidad, y sin arrebatos de
moralidad oficial, las acusaciones de la fiscalía contra Sonia Garro
Alfonso, Ramón Alejandro Muñoz y otros pretenden hacernos creer que el
gobierno protege a la sociedad de la indecencia social y de la
marginalidad del lenguaje; casualmente manipuladas ahora, en un
reforzamiento de la matriz racista, en el diferente negro. Resulta
curioso, en este sentido, que casi nunca se escuchen los ecos mediáticos
del desorden y la grosería oficiales.
Pero aquella pretensión no parece creíble ante la presencia permanente
de las Brigadas de Repuesta Rápida ―un eufemismo típico de la mentalidad
fascista―, que han sido ilegalmente constituidas y armadas con Palos,
Cables y Cabillas por orden escrita del régimen, y dedicadas
especialmente a asesinar la reputación de la diferencia.

¿Quiénes juzgan legal y moralmente a los autores intelectuales y a los
perpetradores de semejante entramado de odio, ilegalidad, impudicia y
crimen? ¿Es legítima la indecencia en nombre de la revolución?

Se nos habla hoy de ley, después de año y medio de duro e ilegal
encarcelamiento de Sonia Garro y Ramón Alejandro Muñoz. Se nos quiere
criminalizar a ciudadanos afrodescendientes que han dedicado sus
energías y talentos a trabajar con niños y a alimentar a ancianos dentro
de la marginalidad revolucionaria. Y se nos quiere moralizar cuando las
resistencias cívicas y culturales apelan al lenguaje, común en Cuba, de
los que nada tienen, nada pueden y nada aspiran.

Estos cinco símbolos de la resistencia afrodescendiente, que expresan en
el malestar del color la resistencia de toda una sociedad desgarrada,
merecen el apoyo de los cubanos de bien, del mundo y de la comunidad
afrodescendiente global. Porque no es este un debate intelectual que
solo compromete las palabras, la credibilidad y el conflicto de
pareceres de una elite ilustrada, sino un combate por el dolor acumulado
del cuerpo negro de la nación que adelanta las resistencias virulentas
de los que hoy no hablan bien, 54 años después de una persistente
exclusión histórica.

Source: "Llamado del CIR y Observatorio Ciudadano" -
http://www.martinoticias.com/content/cuba-racismo-discriminacion-derechos-humanos/28267.html

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