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Tuesday, October 22, 2013

La obra maldita del Instituto Superior de Arte

La obra maldita del Instituto Superior de Arte
Martes, Octubre 22, 2013 | Por Ernesto Santana Zaldívar

El arma peligrosa

LA HABANA, Cuba, octubre, www.cubanet.org – Que se hagan recortes en los
gastos de la enseñanza artística no tendría mayor importancia si,
además, el gobierno no siguiera su propaganda sobre una supuesta
búsqueda de eficiencia mientras mantiene en el sector una monstruosa
burocracia y persiste en su control sobre la creación artística misma.

Al inicio de la revolución se proclamó que en Cuba todo productor de
bienes materiales o espirituales tendría mejor vida y mayor libertad que
nunca antes. Más de medio siglo después, la realidad resulta ser todo lo
contrario, pero el gobierno, en vez de liberar las fuerzas productivas y
artísticas, sigue manteniendo un falso discurso. Resultan ridículas esas
declaraciones en los medios de los burócratas de la cultura y la
enseñanza artística de que "no tiene sentido formar profesionales de
espaldas a las necesidades del país y los territorios", llegando a
asegurar que "lo más prestigioso de la vanguardia artística cubana está
en el claustro de profesores".

En un reciente artículo del periódico Granma, se culpaba al embargo
estadounidense de todo tipo de carencia de recursos en la enseñanza
artística, y un directivo de la Universidad de las Artes, refiriéndose a
los intercambios académicos, aseveró que son "para que vayan a Estados
Unidos los que a ellos les interesan" y que "ahí se manifiesta otra de
las caras del bloqueo: el robo de cerebros".

Por eso es que, aunque el prestigioso Carlos Alberto Montaner considere
que "en Cuba se van acabando por asfixia la superstición marxista de la
plusvalía y las (inexistentes) ventajas del colectivismo", no se debe
olvidar que no existe ningún cambio profundo de pensamiento en el poder,
que, como siempre, solo varía de tácticas para mantener el control
estratégico y solo cambia lo que permita que todo siga igual. Y la
enseñanza artística siempre estará bajo su dominio porque considera el
arte una especie de artefacto destructivo que no puede dejarse en manos
de particulares.

Metáfora del arte en la revolución

El documental norteamericano Unfinished Spaces —Espacios inconclusos—,
de 2011, ilustra lo que ha significado la enseñanza artística para este
régimen. Dirigido por Alysa Nahmias y Benjamin Murray, muestra
testimonios de personas relacionadas con la construcción inconclusa de
lo que luego se conocería como Instituto Superior de Arte,
principalmente de sus tres arquitectos, el cubano Ricardo Porro y los
italianos entonces residentes en Cuba Vittorio Garatti y Roberto Gottardi.

Unfinished Spaces cuenta, a través del relato de la construcción del
conjunto de escuelas de arte con arquitectura de geometría orgánica, la
historia del impulso que prometía la revolución y que se convirtió en
ruinas y represión, en la periferia de La Habana, en Cubanacán.

Estas edificaciones han sido consideradas como uno de los proyectos
arquitectónicos del mundo más singulares de la segunda mitad del siglo
pasado y son, de hecho, una de las escasas obras arquitectónicas
desarrolladas aquí después de 1959, por decisión directa de Fidel Castro
y Ernesto Guevara, tras una partida de golf en el mismo campo que
serviría de emplazamiento para la construcción. Al principio, los tres
arquitectos gozaron de libertad presupuestaria y total independencia en
el diseño.

Como, a causa del embargo norteamericano, no podían importar otros
materiales, usaron principalmente el barro —pisos de terracota y muros
de ladrillo— y rescataron la técnica de la bóveda catalana. No había
entrada principal y todo se intercomunicaba. Según Garatti, era "una
arquitectura que no tiene que representar poder, sino integración,
libertad total. Un lugar que tú cruzas como un jardín todo tuyo". Pero
comenzaron las denuncias sobre el excesivo coste y el singular diseño,
que evidenciaban despilfarro económico y debilidad burguesa.

Ricardo Porro narra cómo, según se acercaba Cuba a la Unión Soviética,
crecía la tendencia a utilizar los sistemas soviéticos, y, entre ellos,
"un estúpido sistema de prefabricación". El arquitecto cubano asegura
que "el Che criticó la concepción que existía en la (entonces) Escuela
Nacional de Arte, porque no estaba de acuerdo con becarios que viven al
amparo del presupuesto oficial ejerciendo una libertad entre comillas".
Luego de eso, empezó a aplicarse la disciplina militar en la escuela.

Haciendo una comparación con El proceso, de Kafka, Porro relata cómo "un
día uno se da cuenta de que algo no anda bien y entonces se da cuenta de
que ha sido acusado de algo y comprende que ha sido juzgado, y luego que
ha sido condenado, pero nadie te dice nada". En julio de 1965, la
construcción se detuvo oficialmente. Un año después, él se marchó a
Francia. En junio de 1974, Vittorio Garatti fue acusado de espionaje,
apresado y expulsado de Cuba. Años más tarde se reconocería que fue un
error de las autoridades. Sin embargo, aún dice esperar "encontrarme con
Fidel para decirle que un sistema cerrado muere, según las leyes de la
termodinámica, porque no recibe información".

La obra maldita

Para el arquitecto Mario Coyula, resulta una paradoja que a ellos tres
se les encargara "hacer las escuelas de arte más hermosas del mundo" y
que, por cumplir el encargo, se les criticara después, llegando al punto
de que "no se quería que se hablara de las escuelas de arte: eran una
obra maldita".

En el filme vemos cómo, durante una reunión, Fidel Castro, asegura que
hay que terminar las escuelas. Según él, "una persona le dijo que no
había razón para seguir construyendo allí si el Ministerio de Obras
Públicas declaró inconstruible la escuela".

A partir de 1999, parecía que la construcción sería concluida. Roberto
Gottardi, autor de la Escuela de Artes Escénicas, entregó en 2007 un
proyecto de recuperación y modificación de la instalación que recibió un
tratamiento urgente y prioritario, pero de todas maneras quedaron sin
terminar algunas partes importantes. En 2009, con la crisis económica
mundial y tras dos huracanes de gran intensidad, el gobierno cubano dejó
de financiar "proyectos no productivos de arquitectura", incluyendo
este. Así termina Unfinished Spaces.

Abel Acosta, uno de los viceministros de Cultura, declara ahora que "no
se trata de tener más escuelas, sino de tener las que se necesitan con
las mejores condiciones". Pero estas no son necesarias o siguen siendo
un proyecto maldito, como evidencia el hecho de que el bailarín cubano
Carlos Acosta, del Royal Ballet, consiguió hace poco el apoyo de
patrocinadores británicos para terminar las obras y las autoridades se
negaron a aceptar si la ayuda no era canalizada institucionalmente.

Source: "La obra maldita del Instituto Superior de Arte | Cubanet" -
http://www.cubanet.org/articulos/la-obra-maldita-del-instituto-superior-de-arte/

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