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Saturday, October 05, 2013

Jueces con gorra

Jueces con gorra
RAÚL RIVERO | Madrid | 5 Oct 2013 - 10:15 am.

Un decreto-ley recién adoptado permite que los agentes de la policía
investiguen, califiquen los delitos, juzguen y sancionen a cualquier
individuo.

La experiencia de los ciudadanos que han vivido en países controlados
por los comunistas enseña que ese sistema no trata de imponer la ley y
el orden mediante la administración de la justicia. No. Lo que se
administra con eficacia en esas geografías es la capacidad de las
cárceles, la seguridad de las cercas de púas de los campamentos de
castigo, la cuantía de las multas y la intensidad de la armonía entre la
represión y el miedo.

Se vigila las 24 horas del día a los eventuales infractores y, con el
mismo celo, se vigila a los vigilantes para que nada quiebre la lealtad
política que debe comprometer a los últimos policías y a los primeros
jueces. En Cuba, una de las dos últimas trincheras del socialismo real
en el mundo —la otra es Corea del Norte— se puso en marcha esta semana
una iniciativa creadora que unifica las funciones de las comisarías y
los juzgados.

Es un decreto-ley que modifica el Código Penal y permite que los agentes
de la policía investiguen, califiquen los delitos, juzguen y sancionen a
cualquier individuo. Así es que con esa medida el Ggobierno le añade un
birrete al uniforme de la policía. El mismo hombre que con una pistola
al cinto arresta a una persona en la calle, la juzga después en la
estación de policía y está facultado para imponerle una multa de hasta
7.000 pesos cubanos (24 por un euro).

Para los juristas independientes cubanos el decreto tiene el propósito
de reducir la población penal del país, que es la sexta mayor tasa del
mundo en relación con el número de habitantes. Pero consideran que los
policías no están capacitados para calificar un hecho, juzgarlo y gravar
con multas altísimas a quienes reciben un salario promedio de unos 400
pesos.

Estos nuevos jueces que patrullan las ciudades y el campo se ocuparán de
pequeños hurtos, raterías, asaltos, broncas por drogas y alcoholes
pendencieros, estafas, marañas del mercado negro y delitos de la pobreza
con un componente esporádico de surrealismo como el robo este verano de
una jirafa, cuatro monos y un poni de un zoológico habanero y un ñandú
en el de Santiago de Cuba.

La vida dura y extraña de un sector de la sociedad obligado a sobrevivir
en unas barbacoas levantadas con cartones y desesperanzas en los
suburbios de las ruinas del socialismo.

Source: "Jueces con gorra | Diario de Cuba" -
http://www.diariodecuba.com/cuba/1380900842_5373.html

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