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Saturday, October 12, 2013

Espanta la tarea de echar a los hombres sobre los hombres (José Martí)

Espanta la tarea de echar a los hombres sobre los hombres (José Martí)
[11-10-2013]
Victor Ariel González
Cuba Independiente y Democrática

(www.miscelaneasdecuba.net).- El 2 de octubre Granma publicó: "Sesionará
Tercer Encuentro Nacional Plaza Martiana" Esta actividad se llevará a
cabo en La Habana "con el objetivo de reconocer y difundir la
participación de las nuevas generaciones de cubanos en el estudio y la
divulgación de la vida y obra de José Martí". En ese marco además, "se
abrirá el espacio de debate juvenil Con todos".
¡Cuán vapuleada ha resultado la figura de José Martí por el castrismo!

El más universal de los cubanos propuso una república "con todos y para
el bien de todos" y lo que se tiene a más de un siglo de su muerte es la
dictadura más longeva que haya conocido la civilización occidental, y
una de las más represivas, que no emula para nada con los grandes
valores que transmitió uno de los hijos más ilustres de esta tierra.

¿Qué es lo que aprenderán las nuevas generaciones?

Seguramente no será el infinito humanismo del Apóstol y su gran concepto
de Libertad (infinitamente más amplio que el que proclama el régimen
cubano), sino que lo más importante que pudo haber hecho Martí fue ser
"el autor intelectual del Moncada" y el que marcó el camino que la
revolución de 1959 habría de seguir. Son falacias que el castrismo se ha
inventado para justificar su indecorosa existencia, autoproclamándose
como continuador de las guerras de independencia del siglo XIX cubano y
sobre todo del pensamiento martiano emancipador.

Ojalá el daño histórico que han hecho a tantas figuras, sobre todo a la
de nuestro Héroe Nacional, no permanezca tanto tiempo como la dictadura
cubana… el día que esta acabe.

José Martí como corresponsal del diario "La Nación" de Buenos Aires
escribió en 1883 las siguientes líneas en ocasión del fallecimiento de
Carlos Marx.

Ved esta gran sala. Karl Marx ha muerto. Como se puso del lado de los
débiles merece honor. Pero no hace bien el que señala el daño y arde en
ansias temerosas de ponerle remedio, sino el que enseña remedio blanco
al daño. Espanta la tarea de echar a los hombres sobre los hombres.
Indigna el forzoso abestiamiento de unos hombres en provecho de otros.
Mas se ha de encontrar salida a la indignación de modo que la bestia
cese sin que se desborde y espante. Ved esta sala la preside, rodeado de
hojas verdes, el retrato de aquel reformador ardiente, reunidor de
hombres de diversos pueblos, y organizador incansable y pujante. La
Internacional fue su obra: vienen a honrarlo hombres de todas las
naciones. La multitud, que es de bravos braceros cuya vista estremece y
conforta, enseña más músculos que alhajas, más caras honradas que paños
sedosos. El trabajo embellece. Remoza ver a un labriego, a un herrador o
a un marinero. De manejar las fuerzas de la naturaleza, les viene ser
hermosos como ella.

New York va siendo a modo de vorágine: cuanto en el mundo hierve, en
ella cae. Acá sonríen al que huye; allá le hacen huir. De esta bondad le
ha venido a este pueblo esta fuerza. Karl Marx estudió los modos de
enseñar al mundo sobre nuevas bases, y despertó a los dormidos, y les
enseñó el modo de echar a tierra los puntales rotos. Pero anduvo de
prisa; y un tanto en la sombra, sin ver que no hacen viables, ni de
senos de pueblos en la historia, ni de senos de mujer en el hogar, los
hijos que no han tenido la gestación natural y laboriosa.

Aquí están buenos amigos de Carlos Marx, que no fue sólo movedor
titánico de las cóleras de los obreros europeos, sino veedor profundo en
la razón de las miserias humanas, y en los destinos de los hombres, y
hombre comido del ansia de hacer el bien. El veía en todo lo que en sí
propio llevaba: rebeldía, camino a lo alto, lucha. Aquí está en
Lecovitch, hombre de diarios; vedle como habla: llegan a él reflejos de
aquel tierno y radioso Bakounia: comienza a hablar en inglés; se vuelve
a otros en alemán: 'Dah dah', responden entusiastas desde sus asientos
sus compatriotas cuando les habla en ruso. Son los rusos el látigo de la
Reforma; mas no, no son aún estos hombres impacientes y generosos,
manchados de ira, los que han de poner cimientos al mundo nuevo; ellos
son la espuela, y vienen a punto, como la voz de la conciencia, que
pudiera dormirse; pero el acero del acicate no sirve bien para martillo
fundador.

Aquí está Swinton, anciano a quien las injusticias enardecen, y vio en
Karl Marx tamaños de mente y luz de Sócrates. Aquí está el alemán John
Most, voceador insistente y poco amable y encendedor de hogueras, que no
lleva en la mano diestra el bálsamo con que ha de curar las heridas que
abra su mano siniestra. Tanta gente ha ido a oírles hablar, que rebosa
en el salón y da a la calle. Sociedades corales, cantan. Entre tantos
hombres hay muchas mujeres. Repiten en coro, con aplauso, frases de Karl
Marx, que cuelgan cartelones por los muros. Millot, un francés, dice una
cosa bella: 'La libertad ha caído en Francia muchas veces; pero se ha
levantado más hermosa de cada caída'. John Most habla palabras
fanáticas: 'Desde que leí en una prisión sajona los libros de Marx, he
tomado la espada contra los vampiros humanos'.

Dice un Magure: 'Regocija ver juntos, ya sin odios, a tantos hombres de
todos los pueblos. Todos los trabajadores de la tierra pertenecen ya a
una sola nación y no se querellan entre sí, sino que todos juntos contra
los que los oprimen. Regocija haber visto, cerca de la que fue en París
Bastilla ominosa, seis mil trabajadores venidos de Francia y de
Inglaterra'. Habla un bohemio.

Leen una carta de Henry George, famoso economista nuevo, al aire de los
que padecen, amado por el pueblo aquí, y en Inglaterra famoso. Y entre
salvas de aplausos tonantes, y frenéticos hurras, pónese en pie, en
unánime movimiento, la ardiente asamblea, en tanto que leen desde la
plataforma en alemán y en inglés dos hombres de frente ancha y mirada de
hoja de Toledo, las resoluciones con que la junta magna acaba, en que
Karl Marx es llamado el héroe más noble y el pensador más poderoso del
mundo del trabajo. Suenan músicas, resuenan cantos; pero se nota que no
son los de la paz.

Source: "Espanta la tarea de echar a los hombres sobre los hombres (José
Martí) - Misceláneas de Cuba" -
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/Article/Index/525802323a682e16e809acbe

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