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Sunday, October 06, 2013

China en su hora

Publicado el sábado, 10.05.13

China en su hora
AMÉRICO MARTÍN

Dónde nació Aladino, el de la lámpara maravillosa? ¿En Bagdad, en
Damasco? Su vía crucis está en Las Mil y una Noches y por lo tanto lo
que se sepa de este tan trajinado personaje es lo que inventó Sherezada
en uno de sus fantásticos cuentos, hábilmente dirigidos a distraer a un
rey cruel pero cándido.

En una antigua ciudad de China –cuenta Scherezada– nació un sastre de
pobre condición que tuvo un hijo cuyo nombre fue ese, Aladino.

Sorprenderá pues la condición china del rutilante Aladino, de sus padres
y del genio de la lámpara (el perverso tío era del Magreb) Lo menciono
aquí para indicar que de China se hablará siempre con una mágica
lejanía. Y además para entrar por una puerta inesperada a mi artículo de
hoy: el significado de los acuerdos suscritos por Maduro y Xi Jinping,
menos oculto que la lámpara maravillosa.

No dejaré por fuera el reciente decreto sobre la Zona Especial de
Desarrollo, dictado por Raúl Castro en el marco de su reforma del modelo
fidelista.

Xi Jinping, Raúl Castro y Nicolás Maduro tienen de común en este momento
la apertura irreversible hacia el sistema de mercado. Con más, en esa
dirección Xi Jinping corre; con menos, Raúl gatea y Nicolás… ¡ah!, ya
explicaré lo que intenta hacer!

La apertura hacia el capitalismo global se aceleró con la creación en la
provincia de Guangdong de la primera Zona Económica Especial. En las
cercanías están Hong Kong y Macao, urbes de fuerte desarrollo
capitalista recuperadas para jurisdicción china. En lugar de
"socializarlas", el gobierno las aprovechó para cimentar su deslumbrante
Milagro.

El nuevo liderazgo había perdido la fe en el socialismo y puesto que
hubiera sido intragable declararlo así, lo edulcoró con el artificio de
Socialismo de Mercado, una vestidura para hacer presentable la entrada
rumbosa de China en el sistema capitalista. Fue cuando Den Xiaoping
habló de su gato: Pardo o negro, no importa. Importa que cace ratones.

De Guandong, el movimiento reformista se extendió a otras provincias
incluida Shangai, la principal. De allí en más se posesionó de la
inmensa República. Como antes en la URSS, el socialismo sucumbió sin que
un misil saliera de su nicho.

En el año 2005 la consultora GlobeScan elaboró una encuesta
extremadamente reveladora: el 74% de los chinos manifestó creer en el
mercado; y en un informe preparado por Chicago Council Affaires, 87% de
los chinos consideró que la globalización era beneficiosa para su país.
Son comparativamente los más altos porcentajes del mundo. En EEUU la
simpatía por la globalización alcanzó al 60%.

No hablaré ahora de cómo la ausencia de democracia y de contralores
independientes pervirtió las esferas dirigentes chinas dando lugar a los
corruptos "príncipes", hijos de grandes líderes y dueños de enormes
fortunas. Esa grave deformación no cambia lo que en este momento me
interesa destacar: la creación de un tipo de retorno al sistema de libre
mercado y de abierto flujo de capitales, que, como explicaré de
seguidas, acaba de ser anunciado por el gobierno de Cuba.

Hace un par de semanas y muy dentro de la reflexión china, Raúl Castro
creó, mediante decreto-ley, un área de naturaleza y funciones similares
a las de Guandong. Apenas varió ligeramente el nombre. En lugar de
"Primera Zona Económica Especial", la denominó "Primera Zona Especial de
Desarrollo de Mariel" (ZEDM). Con su puerto de barcos de gran calado,
Mariel está siendo modernizado con ayuda financiera de Brasil, para
convertirse en eje del viraje. La medida admite que con solo
cuentapropistas y cooperativas no se podrá transformar el modelo ni
habrá manera de absorber cientos de miles de despedidos por el
despliegue del duro programa de ajuste, paso previo de la reforma.

A tenor del informe oficial, en la ZEDM se enfatizará el desarrollo
económico sostenible mediante la atracción de inversión extranjera, la
innovación tecnológica y la concentración industrial.

Así como el hambre y la inestabilidad política le doblaron la mano a la
rígida ortodoxia maoísta y le abrieron la puerta a la vigorosa embestida
de mercado y capital, en Cuba el modelo fidelista está agonizando sin
pan, sin libertad. Se quisiera implantar un sistema similar al chino, lo
cual pediría una apertura mucho mayor a cuanto se ha anunciado hasta ahora.

El socialismo del siglo XXI, monigote chavista injustamente atribuido a
Dieterich, terminó en el sumidero. Varios lo pronosticaron desde las
primeras proclamas plagadas de estólidas fantasías. En cuanto a Freddy
Muñoz y a quien esto escribe, lo analizamos detenidamente en una obra
que denominamos "Socialismo del siglo XXI", escrito nunca rebatido. Su
problema tal vez haya sido haber tomado demasiado en serio el ruidoso
compromiso del gobierno de Chávez con su extravagante promesa igualitaria.

La inconsistencia de la sedicente revolución bolivariana la hace saltar
de uno a otro dogma. Descubriéndose en situación preagónica, Maduro
busca una vía rápida, distinta a la gradual de las "Zonas Económicas".
¿Pretende alcanzar el techo sin usar la escalera? ¡Hombre, es como
tirarse a una piscina vacía!

Tanto condenar la globalización para recaer en ella sin soberanía en la
escogencia de las opciones de inversión y tecnología. Con mucho sentido,
Bachelet consideró absurdo rechazar la globalización; al contrario:
debía entrarse en ella en forma creativa y soberana.

Los acuerdos de Maduro dejan que China piense por nosotros e invierta
sin competencia donde quiera. Son un garabato, el camino más alocado
hacia el capitalismo.

¿Vuelve el viejo colonialismo? ¿El viejo? No, señor, el nuevo, el
socialista.

Source: "AMERICO MARTIN: China en su hora - Opinión - ElNuevoHerald.com"
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http://www.elnuevoherald.com/2013/10/05/v-fullstory/1582648/americo-martin-china-en-su-hora.html

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