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Tuesday, September 10, 2013

La inversión extranjera en Cuba

La inversión extranjera en Cuba
[10-09-2013]
René Gómez Manzano
Abogado y periodista independiente

(www.miscelaneasdecuba.net).- Cuando se habla de Cuba en clave
económica, uno de los temas recurrentes es el de las posibilidades que
brinda el país para las inversiones extranjeras. Desde hace lustros se
han venido realizando operaciones de ese tipo, con resultados variables.
Un hecho cierto es que, en los últimos tiempos, se ha incrementado el
número de los poseedores de capital que cierran sus negocios en la Isla.
Esto no es fruto de la casualidad. La economía cubana se encuentra en
una situación precaria que no es privativa de ese país. La historia nos
enseña que dondequiera que ha imperado el sistema dirigista
característico de los estados en los que rige la doctrina del marxismo
leninista, la ineficiencia productiva y el desbarajuste económico han
constituido la regla general.

La inoperancia del modelo ha provocado un curioso fenómeno: para que la
masa de la población mantenga un nivel de modesta medianía, se necesite
de la existencia de un generoso mecenas extranjero cuyos subsidios
enmascaren la inviabilidad del sistema. Antes fue la antigua Unión
Soviética; ahora, la Venezuela chavista.

En Cuba, la presencia de algunos inversores foráneos ha servido para
lograr una discreta reanimación en sectores puntuales de la maltrecha
economía nacional; aunque esa participación ha estado sujeta al control
oficinesco de la nomenclatura comunista, que es la que, de manera
casuística, aprueba o veta, en cada caso concreto, el proyecto sometido
a su consideración.

Este método burocrático representa, de por sí, un obstáculo apreciable
al libre desarrollo de la iniciativa empresarial. A lo anterior se une
otra circunstancia: aunque la Ley contempla la posibilidad de que
existan inversiones controladas en su totalidad por compañías foráneas,
el sistema que impera en la práctica es el de constituir empresas
mixtas, en las cuales el
Estado cubano posee el paquete de control.

Estas actividades están reguladas por la Ley de la Inversión Extranjera,
pero ello, en realidad, no representa garantía alguna, pues se sabe que
en el país no existe seguridad jurídica, desde la hora en punto que ese
cuerpo legal —al igual que la mismísima Constitución— pueden ser
modificados por entero, de la noche a la mañana, conforme a lo que
instruya la alta dirigencia. Además, no existen tribunales
independientes ni libre ejercicio de la abogacía.

A lo anterior se ha sumado una circunstancia comparativamente reciente:
Si antes los capitalistas extranjeros sospechosos de haber participado
en actos de corrupción eran expulsados del país, desde hace un par de
años se ha establecido la práctica de someterlos a procesos judiciales,
en los cuales varios de los afectados han estado sujetos a prisión
provisional. Ese ha sido el caso de distintos ciudadanos de Canadá y el
Reino Unido, quienes han experimentado en carne propia las realidades
del sistema carcelario castrista, así como de los tribunales.

Por supuesto que esta nueva situación no coadyuva en absoluto al mejor
desenvolvimiento de esa actividad empresarial "no estatal" (eufemismo
preferido por las autoridades cubanas cuando se refieren al sector
privado). Máxime cuando, en las actuales condiciones, la corrupción
parece casi inevitable, habida cuenta de las magras remuneraciones
oficiales recibidas por los administradores estatales. Para colmo, ese
accionar en contra de los inversores extranjeros presenta un carácter
discriminatorio, pues –tal y como expresó uno de los recientes
procesados– "competidores como los de China y Venezuela han sido dejado
tranquilos"…

En el ínterin, en esa especie de representación teatral los cubanos se
mantienen como convidados de piedra, pues esas posibilidades, que se
admiten para los extranjeros, permanecen vedadas para ellos. Si residen
en la Isla, solo se les autoriza a fundar micro-empresas en actividades
específicamente previstas en la Ley, lo cual no incluye el ejercicio
privado de profesiones universitarias. A los que residen fuera no se les
ha permitido invertir, aunque en este caso se está hablando de
autorizarlos a hacerlo.

Habrá que permanecer atentos a cómo se desarrollan las reformas –hasta
ahora harto limitadas– emprendidas por el gobierno encabezado por el
general Raúl Castro. Mientras ellas no se profundicen; mientras no se
reconozca el papel fundamental que debe corresponder a la plena vigencia
del derecho de propiedad, el panorama no parecerá prometedor.

Source: "La inversión extranjera en Cuba - Misceláneas de Cuba" -
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/Article/Index/522edf5b3a682e08ccbe6a0d

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