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Friday, September 06, 2013

La escalera

La escalera
Fernando Ravsberg
BBC Mundo, @ravsberg
Jueves, 5 de septiembre de 2013

La joven productora independiente de películas, Claudia Calviño, clic me
explica que el Instituto de Cine de Cuba (ICAIC) se ha convertido en el
representante del Estado entre los creadores, cuando en realidad se
necesita que sea todo lo contrario.
El problema no es exclusivo del cine. Ocurre prácticamente en todas las
facetas de la vida de la nación porque es parte del modelo de la antigua
Unión Soviética, donde todas las organizaciones que nucleaban "masas"
debían ser dirigidas desde el Partido.
En Cuba los secretarios de la central sindical (CTC) son cuadros
comunistas, al igual que lo es el liderazgo de la Federación de Mujeres,
los dirigentes de los Comités de Defensa de la Revolución (CDR) y hasta
los jefes de la asociación de agricultores.
Algunas de estas organizaciones han perdido el arraigo popular que un
día tuvieron, en sus reuniones el debate es escaso y se aprueban por
unanimidad todas las directrices, sabiendo que son acuerdos formales,
letra muerta que al final pocos cumplirán.
Muchas de ellas están dirigidas hoy por funcionarios profesionales,
obligados por disciplina a impulsar todas las orientaciones de la
estructura partidaria, incluso cuando éstas no responden a los intereses
de las bases que deberían representar.
En todos los años que llevo en Cuba nunca vi a la CTC reclamar aumentos
salariales a pesar de que es una demanda clave de los trabajadores. Y
encontré unos CDR tan verticales que es imposible hacer una actividad
entre 2 comités sin permiso de "las instancias superiores".
Lo mismo ocurre con las autoridades legislativas. En la Asamblea
Nacional del Poder Popular los diputados que son destituidos del Partido
desaparecen también de su escaño en el parlamento, a pesar de que habían
sido electos por la población.
La nación carece de contrapesos para que los diferentes sectores
sociales puedan ejercer presión en favor de sus intereses, que no
necesariamente son siempre los mismos ni se integran entre sí con la
armonía que preveían los manuales soviéticos.
Cada grupo poblacional tiene reivindicaciones propias y en Cuba la
participación popular está hambrienta de canales para trasladar sus
demandas a los centros de poder y de representantes dispuestos a exigir
que estas sean debidamente atendidas.
La institucionalización del país es uno de los objetivos del gobierno de
Raúl Castro y dar autonomía a las organizaciones de la sociedad civil
podría ser un paso en esa dirección, de forma que cada una recupere en
la práctica el rol que teóricamente debe cumplir.
¿Caería el gobierno si el próximo 1 de Mayo los sindicatos aparecieran
con una pancarta exigiendo un aumento salarial, si la Federación de
Mujeres denunciara la violencia doméstica con cifras o si los campesinos
reclamaran importar tractores para sus fincas?
¿Sobrevendría el caos si en el parlamento hubiera un primer voto en
contra, si los CDR de mi barrio demandaran a las empresas estatales que
nos rompen las calles o si la Federación de Estudiantes Universitarios
promoviera la asistencia libre a las aulas?
Seguramente no habría un Armagedón político, como tampoco se vació la
isla cuando se eliminaron las restricciones migratorias, lo cual hace
que muchos cubanos se pregunten por qué se mantuvo tanto tiempo una
prohibición tan impopular como innecesaria.
Refundar las organizaciones de la sociedad civil, entregándoselas a la
gente podría servir para que sus bases se identifiquen más con ellas y
se sientan mejor representadas, dejando espacio a un debate más
participativo y de carácter permanente.
Un político centroamericano me comentaba que en su país aún está
pendiente la construcción de muchos de los peldaños necesarios para
empoderar a la sociedad civil mientras que en Cuba ya existe la
escalera, "el problema es que solo la usan para bajar".

Source: "La escalera - BBC Mundo - Blogs" -
http://www.bbc.co.uk/mundo/blogs/2013/09/130905_blog_cartas_desde_cuba_la_escalera.shtml

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