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Friday, September 13, 2013

La discriminación de la mujer en la Cuba de los generales

La discriminación de la mujer en la Cuba de los generales
Jueves, Septiembre 12, 2013 | Por Miriam Celaya

LA HABANA, Cuba, setiembre, Miriam Celaya, www.cubanet.org – El
movimiento revolucionario que tomó el poder en 1959, desde sus orígenes,
mantuvo a la mujer en una relación de subordinación con respecto al
liderazgo masculino. Ninguno de los programas revolucionarios incluía la
emancipación femenina. Más aún, ninguna mujer participó en la
elaboración del programa ni propuso objetivos o aspiraciones sociales
del sector femenino, a pesar de que ya en los años 50' ellas eran una
importante fuerza laboral y estudiantil, incluyendo las universidades.

Al final de la insurrección ninguna mujer había alcanzado altos grados
militares, como sí los habían logrado las que participaron en las
guerras de independencia decimonónicas.

El sector femenino comprometido con el movimiento revolucionario siguió
los patrones establecidos por la tradición fuertemente sexista,
subordinándose a las decisiones del mando, siempre masculino, y quedando
relegado a reproducir –tanto durante la guerra como más tarde en el
nuevo escenario social– el modelo patriarcal con su rígida separación de
roles.

Frente femenino en la Sierra Maestra

Sin embargo, Fidel Castro conocía la importancia de la fuerza femenina,
demostrada durante el breve presidio de los asaltantes al cuartel
Moncada, cuando numerosas mujeres se movilizaron hasta recoger 20 mil
firmas solicitando la amnistía para los jóvenes revolucionarios,
presentadas al Senado. Castro entendía la importancia de dicha fuerza,
por lo que creó un frente femenino en la Sierra –Batallón Femenino
Mariana Grajales (1958)– que respondería al movimiento 26 de julio,
liderado por él.

Una vez en el poder, se creó la Unión Femenina Revolucionaria,
antecesora de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC), para movilizar a
las mujeres en apoyo a los programas sociales de la revolución. Las
organizaciones femeninas republicanas, incluyendo las que habían apoyado
la lucha revolucionaria, fueron desarticuladas para evitar tendencias
diferentes a las orientadas desde el nuevo poder político. A la vez,
ninguna mujer fue tenida en cuenta para ocupar cargos en las esferas de
decisiones. Solo una ocupó por poco tiempo, la cartera de Educación, y
Vilma Espín, en su calidad de cuñada de Fidel Castro, encabezó la FMC
desde la creación de esta organización hasta su muerte.

El feminismo para burguesas ociosas

El objetivo principal de la FMC, en principio, era estimular la
participación de la mujer en la vida política, económica y social, pero
condicionada por una total fidelidad a la revolución y a la nueva
ideología en el poder. Así, "La FMC se describió a sí misma como una
organización femenina, pero no feminista, dado que el feminismo era
considerado como un movimiento social que desviaba esfuerzos y atención
de la lucha revolucionaria, además de una ideología propia de las
'burguesas ociosas'"[1]. La mayoría de las mujeres acató la pertenencia
a la organización. Eventualmente se tornó automática la membresía de las
jóvenes a partir de los 14 años, y ya hacia 1995 unos 3 millones y medio
de cubanas estaban "afiliadas", es decir, el 82% de la población femenina.

La ideología femenina quedó diluida en un "pensamiento colectivo
revolucionario". Desaparecidas las herramientas cívicas alcanzadas
durante la República, las mujeres quedaron definitivamente a merced de
la voluntad gubernamental.

Contradictoriamente, junto a la pérdida de la autonomía femenina en
tanto fuerza política, actualmente más del 60 por ciento de los
profesionales y técnicos del país son mujeres. En contraste, la casi
totalidad de los cargos de dirección son ocupados por hombres, lo que
ilustra la preeminencia de los patrones masculinos que mantienen la
discriminación de la mujer a contrapelo de las supuestas "conquistas"
otorgadas desde el poder. Pese a la supuesta emancipación de la mujer
por la revolución, las cubanas continúan sujetas a una discriminación
enmascarada bajo un falso discurso igualitario.

Más hombres dueños de negocios

En la actualidad, las reformas gubernamentales que legalizan las
inversiones en el sector privado también evidencian el amplio predominio
de los hombres como dueños de negocios y como pequeños empresarios. Las
mujeres asoman en desventaja al nuevo escenario económico, donde prima
el protagonismo masculino. Tampoco existe un programa político que
equipare las oportunidades de género de cara al futuro mediato de la
Isla, y en ausencia de un verdadero movimiento femenino autónomo la
mujer exhibe la mayor indefensión cívica.

Pero la emancipación plena exige también de responsabilidad cívica
plena. La marcada presencia de mujeres en la disidencia y en la sociedad
civil independiente apunta a una oportunidad del resurgimiento de las
luchas femeninas en tiempos venideros. Solo en un escenario de
democracia se podrá comprobar si existen en Cuba las bases necesarias
para el renacer de una conciencia de género.

Source: "La discriminación de la mujer en la Cuba de los generales |
Cubanet" - http://www.cubanet.org/?p=49573

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