Pages

Saturday, September 21, 2013

Acuérdate que siempre quiero

Acuérdate que siempre quiero
Lo que improvisó Robertico Carcassés la semana pasada se ha incorporado
al folklore popular. El estribillo es una especie de contraseña musical
que identifica a simpatizantes del músico y/o simpatizantes de lo que pidió.
Regina Coyula
septiembre 21, 2013

Lo que improvisó Robertico Carcassés la semana pasada en el acto del
Protestódromo, se ha incorporado al folklore popular, el estribillo
acompañante es una especie de contraseña musical que identifica a
simpatizantes del músico y/o a simpatizantes de lo que el músico pidió.

Solo he hablado con una persona que vio atónita en su TV la comentada
improvisación del talentoso director de Interactivo; el resto tiene la
historia referida por segundos o terceros y le añaden o eliminan; pero
en la calle se habla mucho de ello, sobre todo por insólito.

Todos habían ponderado el gesto; no fue hasta ayer que un joven sobre
los treinta años vino a confirmar que la unanimidad tampoco es cierta en
sentido inverso. Conciso y serio, comentó que no le había gustado lo que
pasó en el acto frente a la SINA.

Dijo más, encuentra peligroso el deseo de "ustedes" (éramos cinco, y con
él seis) de querer votar directamente por el cargo presidencial, aunque
el escepticismo parecía ser su objeción, considera negativo un cambio
por el socorrido argumento de que estamos mal, pero otros están peor.

No tuve necesidad de intervenir, pues los demás, todos mucho más jóvenes
que yo, se encargaron de rebatirle con argumentos que suscribo
plenamente. Sí les informé, porque allí nadie lo sabía, que Robertico ha
sido separado de su grupo, medida que deja en entredicho todo el
discurso de transparencia y de camisa quitada que acompaña las reformas
raulistas, aunque haya habido una rectificación posterior.

En casa, esta experiencia matutina fue conversación de sobremesa.
Alcides, por viejo y por sabio, señaló una obviedad en la que no había
reparado: La voz disonante correspondió a un trabajador privado con un
negocio en un local fijo; allí se produjo la conversación. El resto
éramos clientes casuales protegidos por el anonimato.

–Parece mentira, Regina, que no hayas calculado que el joven pensara
igual que los demás, pero creyera proteger su negocio de potenciales
delaciones–.


Recordé cuántas cintas amarillas se anudaron sin convicción en estos
días, y recordé al General Resóplez cuando impotente solo acertaba a
decir: –¡Qué paízzz…!

Source: "Acuérdate que siempre quiero" -
http://www.martinoticias.com/content/article/27702.html

No comments: